jueves, 9 de julio de 2015

CLV

Si pudieses saber
Vida mía.
De mí, vida, muero. 
De mi vida, muero.

Otra noche hacia mañana,
no me fue algún sabor convidado.

No sabido sabor.
Aplasté el último cigarro.
Es que mis manos
pesan, destrozan.
Frágil, fracciones.

Es que nada sabe,
¡nadie sabe!
Nadie sabe saber.
Y todo es oropel.

No hay sedantes para la razón.
Mi seguir se aúna a la reflexión.
En copas se levanta la falta
para celebrarme en su posesión.

Y al mirar al espejo,
oí el sollozo del muerto.
Duele el eco.
Hasta la sangre
duelo.

Stéphanie Pau Tombetta

No hay comentarios:

Publicar un comentario