martes, 31 de marzo de 2015

CXL

En toda su inmensidad

Allí me encontraba, en el yerro, a mitad de camino. 
Carrera al abandono, a la resta del ser. 
En la espera, siempre en la espera, de despertar en un laberinto
o en cualquier escenario derretido, sin disfraces de abrigo.
Y mi mente peregrina del ensueño o de otra realidad cualquiera. 
Y qué interesa la realidad, si apenas puedo nombrar un algo
de un algo de un algo de algún todo, que nada es y es. 
Entonces me pido silencio y me queda la contemplación 
de un escenario cualquiera, en donde ya nada resta.
Soy mi falta, mi falta de respeto y mi veredicto final,
y son las canciones las que atravesaron el umbral.
Yo, no te quiero acá.

Vos, voz, vos o voz —y vos—,
deserción en agraz.
Mutis por el foro.


Stéphanie Pau Tombetta

miércoles, 25 de marzo de 2015

CXXXIX

Abrazsadora
(Y si las palabras no juegan).

Que me dolorea y muertea el verisentir de las profundadas miraras de tu ojeo.
Y que de lo hermoroso te nutreas y mi verisentir...
Verisentir que sangrae y amorea. 
Controldesdea una moradamerodea y sombra a la sembra que de tempestudas sobreva.

Horeo y horeamos y nulebeces rancamos en risonras
y, creero, de tu ti que sí que abarezade mis ojales.
En mi plexo nenufareas, haces del salvajeo gentoso esta calmausa
que a mi sernoser estila —¡todea!—.
Gorgotea mi maquinaria de tropelo. ¡Escrimo!
Jazmines balsamean y poesían mi blablerío.
Es que verisentir tu planeamiento de bubulación visoral
amorea, amorea.


Stéphanie Pau Tombetta

lunes, 16 de marzo de 2015

CXXXVIII

You should've 


Se acabaron los besos.
Las buenas noches ya no me pertenecen
y la miseria que juega a ser mi cobija —la última—.
Se acabó, no te envuelve más,
y ninguna llave abre a los cuerpos.
Los amaneceres son hoy los puentes para dar el salto. 
El desconcierto, mi sinfonía,
y me muevo, algunos me ven girar.
Yo también confundo giros con caídas.
El tenor más alto, en mis vísceras,
y me desangro, mis venas se disgregaron,
mis poros respiran la asfixia.
Permanecés porque no podés más.
Tus lágrimas pulverizadas
y tus huesos rotos, no más.

El cielo se quebrantó cuando lo miraste,
los árboles danzaron al son de tu voz.
Yo no te escucho más, ¡mas qué va!
Te abraza la recursividad solar
y tu respirar siempre hará a las aguas roar.

Se acabaron las perplejas miradas.
No volveré a negar mi naturaleza:
isla, orillas anegadas, musgo
—este sol no te pertenece—.
Se acabaron los ratos de los ratos.
No soy más un rato y no hay rato para estar.
Nunca fui mi hogar y en el tuyo no quepo más.
Se viciaron las palabras.
Yo me vacié.


Stéphanie Pau Tombetta