martes, 21 de abril de 2015

CXLIII

Las Keres te alcanzaron 

Ebrias las quimeras,
pudiente el escozor,
canalla el nacimiento.

El rojo enjambre de miradas por el que hemos sido devorados.
La urgencia de volver a mirarnos y a esa manada dejar sin rastros.
La abstinencia de olvido de quienes ya no duermen.
La oquedad hace a las respuestas (ni brújula ni oráculo).
Y, burlón, el celeste nos aventó el sosiego, aquellos suspiros frescos.

Unívoca sapiencia: el «mí» que ya no —que nunca—,
que todo y nada ofrece lo mismo.
Cambios hurtados al nacer, por nacer —haber nacido un día—,
movimientos que sólo por espiralar desde la farsa dominan.

¡El condominio de la muerte —somos— nos inauguró!
Ahora, a pasar unos días en esta razón sintiente,
después, después no queda después.

Por escalafón, nos toca el abismo,
unas inicuas caricias de viento seco
y una marea de sangre
que con la espera coquetea.

¿A quién esperás?


Stéphanie Pau Tombetta

domingo, 19 de abril de 2015

CXLII

Géiser de conciencia

El tren en colisión nos viajará,
será el humo nuestro último gesto.
Esta parva de inercia, movimiento vital,
invita a la horas a la amnesia.

Onírica esta marea de permanencia,
el grito se expelió a la omisión.
Fantasmas jamás existieron, 
tampoco nosotrxs nos vimos.

Tomé un ardor prestado 
y cada uno de mis átomos me olvidó.
El sol no se presta, evoca a la retirada
y abreva en lo que ya se evaporó.

A la vera, sin sombra, sin apuro,
el propósito devino en otra alegoría
de la pletórica vacuidad.


Stéphanie Pau Tombetta


sábado, 4 de abril de 2015

CXLI

Curvas fantasías


¿Quién?
                                              Que el frío arde.
De riscos no sabés.
                                              ¡Pero si el abismo!
Piedras lavadas.
                                              Ay, la obscenidad del frío.
Disparos de ojos.
                                              Esta bola de líneas.
La sacudida del viento.
                                              Dos ruiseñores, mismo gorjeo.
Y este silencio profano.
                                              ¿Bajo qué cielo?
Mi tumba.
                                              Luminosidad saturada.
Violencia.
                                              Sueños.

                    Vaporosos relatos
                    y un exacto patrón.


Stéphanie Pau Tombetta.