Túneles
Palabra, te digo,
para no morir
y desangrarme.
¿En este espejo también me veré morir?
¿Cuándo fue que aprehendí esta
resistencia al ahogo?
¿En cuántas gotas más podré atomizar el
mar?
¿Cómo lucirá el último cielo que,
fingiendo, me confiará libertad?
El veneno emula hoy a la poción de
sanación.
La luminosidad del amanecer murió para
arremeter contra la noche.
Yo oscurecí, ya aparecí, ¡he llegado!, me hice
noche.
Y en su afluente de fétida sangre fluyo,
soy pérdida libre.
Ya me diluí, a un cuerpo exangüe
abandoné, liberé.
Ya nos soñé muertxs, ya nos descubrí, ya
renací.
Ya hablo de una certeza, hablo de la
inmortalidad de lo mortal:
sólo-la-muerte-es-inmortal.
Sólo hablo de lo que sé, de nuestra
naturaleza.
Ahora imagino sentir el dolor de Hera, el
que dolió a la Vía Láctea, el que me acecha.
Un espejo empañado, algunas grietas,
algo en el fondo jadea.
Stéphanie Pau Tombetta
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